miércoles, 25 de mayo de 2011

Yacimientos Arqueológicos en Mosqueruela


Durante varios años se han llevado a cabo varias campañas de prospección sistemáticamente e el término de Mosqueruela.
Durante las campañas se realizaron 17 yacimentos de distintas épocas, así como hallazgos sueltos de cerámica y sílex.

 Medio Físico:

Hay dos zonas geomorfológicas:
-         La primera es una depresión denominada “El llano” y sobrepasa los límites municipales de Mosqueruela, extendiéndose por los de Puertomingalvo.
-         La segunda formada por el conocido como “barranco del Majo (o el Mallo)”. Presenta un relieve abrupto, con barrancos profundamente encajonados. La vegetación es la típica de monte bajo.

 Evolución cultural:

La mayor parte de yacimientos se encuentran o denominan:
-         “El barranco el Majo (o el Mallo)”
-         “El barranco el Mocho”
-         “Trapos”
-         -“Cajas”

Al norte de Mosqueruela está situado el yacimineto llamado “Osicerda”, sobre un cortado calizo al pie del “monte del cerro” de “Mas de Simón”que es el más importante por sus materiales. En todos ellos aparece cerámica a mano, filiable al Bronce Pleno, con y sin decoración. Las técnicas decorativas dominantes son los cordones plásticos y las angulaciones sobre ellos o sobre los bordes.
En la cueva llamada “Mas de Rita” se halla algún fragmento de cerámica, sin precisar su cronología.

 Períodos históricos:

- Ibérico:

Yacimientos del “cerro de San Antonio” y “los Castillejos” de Puertomingalvo, ambos importantes estratégicamente al dominar todo el llano de Mosqueruela, situándose en altura, con restos de urbanismo y construcciones defensivas.
En los dos hay presencia de cerámica romana:
-         Campaniense, en los castillejos.
-         Fragmenttos de ánfora (San Antonio)
-         En “Torre  Agustín”aparece crámica ibérica a torno y un raspador de sílex.
-         En el yacimiento del cerro de “Mas de Simón” (Osicerda), se observan restos estructurales de un poblado. Por sus características parece ibérico (foso, posible muro defensivo, restos de sillares,…). La abundante vegetación de monte bajo hace que los restos cerámicossean muy escasos, hallando unos pocos fragmentos de cerámica a mano de época anterior. Todo esto nos lleva a pensar que si bien el poblado pueden pertenecer a época ibérica, con reutilización medieval posterior, la cima de “Mas de Simón” estuvo ocupada anteriormente.
-         El yacimiento “Castillo de Trapos” se localiza sobre un macizo en la margen derecha del “barranco del Majo”; su funcionalidad parece ser la vigilancia. La cerámica es a torno, con decoración pintada a bandas. Tiene continuidad medieval, a la que pertenece la mayor parte de los hallazgos cerámicos

- Romano

“Torre Agustín”: se trata de una villa romana, localizada en el llano, sobre el mismo lugar donde se ubica actualmente la masía del mismo nombre. Se observa un reaprovechamiento de sillares encuadrados, muy erosionados y con algunas molduras que pueden ser romanso.
La cerámica encontrada corresponde a fragmentos de “terra sigillata”, paredes finas y comunes.

- Medieval

Esta época nos ofrece una variedad tipológica de yacimientos:
-         “El Cabezuelo”: nos encontramos ante uno de los silos donde aparece en sus alrededores, cerámica de factura medieval. Con su situación en bancales de cultivo, parece clara la funcionalidad económica (almacenamiento).
-         “El Cañuelo”: hay presencia de cerámica medieval dispersa, en torno al corral. No hay evidencias de ningún tipo de estructuras.
-         “El Boiro”: se trata de dos estructuras de vivienda de forma rectangular con abundante cerámica medieval, lo cual parece indicar que nos encontramos ante una antigua casa de campo.
-         “Castillo de Trapos”: se observa amontonamiento de piedras, que podría corresponder a una construcción de vigilancia.
-         “Castillo Cajas”: se encuentra muy erosionado evidenciándose también cerámica de la edad de bronce.
Ambos yacimientos tienen una funcionalidad estratégica.
El yacimiento del “Castillo del Majo”, conocido ya en la crónica del padre Faci en 1739, dónde se habla de la exixtencia del “castillo el Majo” como baluarte musulmán y posteriormente conquistado y repoblado por los vecinos de Mosqueruela para su defensa. Hoy día, junto a la cerámica, se conservan restos de estructuras de habitación, así como de aljibe.
Estos estudios fueron realizados en los años noventa, no consta de ninguna excavación reciente. La mayoría de los restos encontrados se encuentran la mayoría, en el Museo Provincial de Teruel.



Historia de la Mujer

Os presentamos un estudio realizado en la Escuela de Adultos de Mosqueruela durante el curso 2010-2011.
Se trataba de conseguir un acercamiento a la realidad de Mosqueruela desde una prespectiva histórica diferente a los estudios realizados sobre esta localidad.
Pensamos que conocer la historia desde el punto de vista de las mujeres nos pueden ayudar a valorar y comprender la situación actual de la mujer en Mosqueruela.
Nos hemos ayudado de fuentes escritas, de diversos trabajos etnográficos sobre Mosqueruela y sobre la mujer en la sociedad occidental. La poca cantidad de estudios centrados en las mujeres nos ha dificultado la investigación, pero la ilusión y el esfuerzo han hecho que podamos vislumbrar la evolución de la mujer a lo largo de la historia, procurando centrarnos en la situación propia de Mosqueruela.
Esperamos poder arrojar un poco de luz sobre el tema.

Este trabajo ha sido realizado por:

Ana Salvador
Conso Tena
Juana Salvador

Ha colaborado Jesús Solanas, Faustino, Manuela, Beatriz, , Otilia, Elvira, Pilar, Vanesa, Mercedes, Matilde, Mari Carmen, Ana y el Ayuntamiento,… y ha contado con la inestimable ayuda de todos los chinchirinos. Gracias por vuestras fotografías, comentarios, información y sobre todo por vuestra paciencia.

Gracias
Pincha aquí si quieres descargarte este trabajo (en PDF) 

lunes, 23 de mayo de 2011

Barrio de La Estrella, un lugar encantado

Los orígenes de la Estrella se remontan al siglo XIV, relacionado con el Castillo del Mallo que, tras su desmantelación, se puebla un pequeño villar en la margen izquierda del río Monleón. La finalidad del poblado parece ser el cultivo de la vid.

El culto mariano que se va a desarrollar en La Estrella durante el siglo XVII se refleja en varios hechos; En 1647, el papa Inocencio X concede indulgencias a la Cofradía de La Estrella. En 1673, mosen Domingo Monforte instituye una capellanía laical en la Estrella. Las romerías comienzan a desarrollarse. Desde 1720 hasta 1731 se produce la reconstrucción del santuario, pero además del santuario, también se construyeron una hospedería, la casa Vieja, y, en 1738, la villa construye una nueva hospedería: la casa Nueva, que junto al santuario, completa la plaza de la Villeta.

El santuario actual tiene una planta de tres naves. La nave principal se cubre con bóvedas de cañón con lunetos mientras que las laterales lo hacen con casquetes esféricos. Se han perdido la mayoría de los retablos, pero se conservan restos del programa pictórico de iconografía mariana. El santuario presenta tendencias levantinas y unas características propias de la arquitectura de la primera mitad del siglo XVIII en la zona.

Además del santuario, todavía se conservan los restos de una interesante zona residencial, situada hacia la ladera, que fue afectada por una inundación en 1883.

Anteriormente eran dos las romerías que se efectuaban al santuario de La Estrella. La primera de ellas se hacía el primer domingo de mayo y es la única que se mantiene, aunque ahora ha pasado del primer domingo al último. La otra romería era la de San Martín o del Patrocinio de la Virgen, que se hacía en el mes de noviembre. Esta romería se consideraba como la fiesta patronal de la Villeta, pero también era compartida por los de Mosqueruela, además significaba el fin del ciclo de recogida de la uva.

domingo, 22 de mayo de 2011

CLAVES HISTORICAS DE LA GANADERÍA: LAS ESTRUCTURAS PECUARIAS Y LA TRASHUMANCIA

Para desarrollar una ganadería extensiva como la demostrada a lo largo de siete siglos, las cabañas serranas se vieron obligadas a establecer conexiones en las zonas de pastos de invierno dispersas por litoral levantino: desde la desembocadura del Ebro hasta la del Júcar. Así nació la red de vías pecuarias trahumantes que se extienden por el territorio a modo de arterias por las que discurrir cíclicamente la auténtica sangre de la economía serrana tradicional.

El siglo XIII puede compartimentarse en dos grandes bloques: la primera mitad suponía el asentamiento de estructuras pecuarias básicas para el desarrollo de la ganadería. Es a partir de la segunda mitad, tras la conquista del reino de Valencia, cuando se posibilita el desarrollo de la ganadería trashumante que no quedará completo hasta finales del siglo XIV. Esto dio lugar a la aparición de pastores especializados, como el dulcero, que recogían diariamente los animales, los pastoreaban en los lugares determinados y los devolvían a sus propietarios al amanecer.
La cabaña ganadera turolense poseyó desde sus orígenes una protección expresa del rey de Aragón. Esto se materializó con la elección, por parte del concejo de Teruel de un oficial rey denominado “ Guardian de las Cabañas de Teruel”. Su misión no era la de repartir justicia sino la de amparar y proteger a los pastores y rebaños de Teruel en tránsito y defender sus intereses y privilegios en el vecino reino de Valencia. Por la protección otorgada por parte de los monarcas aragoneses, los ganados estaban sujetos al pago de unos impuestos: el herbaje se cobraba sobre los derechos de los pastos y el montazgo gravaba el tránsito de los ganados.

La ordenación de las estructuras pecuarias, se complemento con el establecimiento del cargo denominado “ Caballeros de la Sierra”, inicialmente su número se fijó en nueve. Existía un requisito notable en cuanto a restringir el acceso al cargo, dado que cada caballero debía disponer de dos monturas con las que desarrollar sus misiones. Estas consistían en vigilar y asegurar el buen estado de los montes y pastos turolenses. También realizaban el cobro de montazgos y hebajes.

Las penas para los ganados que entrasen en los lugares vedados podían hacerse de tres maneras a elegir: la degüela consistía en mostrar la “prueba de sangre”, degollar una res de lana si la infracción era diurno y dos si era nocturna. La colonia consistía en ejecutar una prenda de parte del ganado infractor, la cual era vendida y con el producto de la venta se hacia efectivo el precio de la colonia. El daño solo podía pedirse cuando la parte legitima no sorprendió al rebaño dentro de los vedados pero, constatando y probando con testigos que un determinado ganado andaba por la partida, era a éste el que se la exigía el pago de los daños.

Tras el recorrido por la completa génesis histórica de las diferentes estructuras pecuarias, la ganadería medieval de la comarca se enfrentó al desarrollo trashumante durante todo el siglo XIV. Reguladas de forma autóctona las áreas de pasto estivales enclavadas en sus propios términos, los serranos turolenses vieron crecer sus cabañas a caballo entre dos reinos. El primer problema al que debieron enfrentarse fue la reciprocidad de derechos de pasto que se generó con los nuevos lugares de realengo de Valencia. Con los lugares de señoríos vecinos se establecieron concordias y acuerdos durante el primer tercio de siglo. La presencia de ganados valencianos en los pastizales de verano del Gúdar y Javalambre fue fuente inagotable de violentos enfrentamientos.

Las estructuras comunales, sustento de la ganadería extensiva medieval, comenzaron a diluirse y, en lugar de nuevos adehesamientos, roturaciones , y cerradas fueron poniendo en manos privadas porciones cada vez más sustanciosas de los espacios pecuarios.

Los siglos medievales en la Comarca

LOS SIGLOS MEDIEVALES: EL SEÑORÍO LAICO Y ECLESIASTICO

La gran expansión territorial sobre el Islam protagonizada por Alfonso I el Batallador, quedó completada, en lo que a la definitiva configuración territorial de Aragón se refiere, durante los reinados de Alfonso II y Pedro II con la ofensiva aragonesa en las cuencas de los rios Martín, Guadalope y Matarraña, en la desembocadura del Ebro, en las tierras de Teruel y en buena parte de las poblaciones del Gúdar-Javalambre. La instalación del nuevo poder cristiano conllevo un profundo cambio en la organización jurídica, administrativa, social, económica y militar de los espacios incorporados. La concesión de fueros, la organización municipal y la formación de grandes señoríos constituyen los instrumentos jurídicos que posibilitaron la nueva organización, así como la regulación de la vida interna de estas tierras de frontera con la extremadura aragonesa.

La impresión más general que se desprende de cualquier análisis sobre el control cristiano de los territorios serranos del Gúdar-Javalambre indica que el protagonismo de la conquista correspondió a lugares de realengo y en concreto a Teruely su termino. Por el contrario, la presencia de estas tierras de los señores laicos y eclesiásticos y la implantación de las ordenes militares tienen un carácter subsidiario que obedece a dos premisas: la necesidad de satisfacer a las élites dirigentes y el interés por evitar una hegemonía excesiva de cualquiera de sus miembros.
Aunque ya se había manifestado con anterioridad, las dificultades de algunos señoríos en el asentamiento y retención de colonos, demuestra que en la competencia entablada entre los lugares de realengo y los señores por la población, la mayor o menor rigidez de la norma básica de convivencia no era cuestión baladí. En ese sentido parece cada vez más claro que los fueros otorgados por las ordenes militares o los monasterios de sus vasallos exigían cargas más pesadas que los concedidos a sus lugares por los nobles o los obispos. Mientras estos solían contentarse con los monopolios habituales, el diezmo y la primicia, una mas extensa reserva de tierras, ordenes militares y monasterios contemplabas, ademas, rentas y en moneda, y prestaciones serviles de distinto tipo, como las contribuciones de trabajo de la propiedad señorial.

Desde mediados del siglo XIII hasta la segunda mitad del siglo XV se asiste a una progresiva configuración de la autoridad concejil que se explica en términos fundamentales económicos y fiscales. La necesidad de recursos financieros imprescindibles para las obras públicas o para el salario de los oficiales locales, justificará e irá edificando un aparato haciendístico cuyo mayor salario cualitativo se produjo con el reconocimiento de la universidad de vecinos para repartir impuestos entre los moderadores.

El resultado práctico de estos cambios de las cuentas municipales será la desaparición de unas exacciones tradicionales apoyadas en las reservas señoriales sobre determinadas partes del término y en el disfrute de varios monopolios que son asumidos desde entonces por vecinos y por el propio concejo. Es cierto que se mantienen algunos derechos feudales, pero cada vez más la intervención nuclear del señor y del rey gira en torno a la consecución de ciertos derechos fiscales, como las caballerías, pagadas al señor, o los monedajes y cenas de ausencia debidos al rey.

La fortaleza común en cada lugar, en general de pequeñas dimensiones y a menudo de tradición islámica, fue primero la defensiva del territorio y constituyó el núcleo de habitar agrupado. Desde ella el señor pudo ejercer el control de la población, por las vías de la renta , beneficiándose del trabajo del campesino. Sólo cuando el desarrollo demográfico de la zona culmina se hace necesario regular la vida colectiva en las cartas de población correspondientes a la “villa”, la residencia física del mismo no ocupa todavía un inmueble sino que celebra en el cementerio o en el atrio de una iglesia local levantado con las rentas eclesiásticas. A comienzos del siglo XIV son habituales las menciones a un muro que delimita el perímetro de la población y el parcelario urbano de las casas está plenamente desarrollado.

Es evidente que la base de todas trasformaciones hay que buscarla en el desarrollo económico y social, en la elección de los recursos y la distribución social de los mismos.
En relación con los recursos es obvio que la presencia de valles fluviales, la mayor o menor calidad de las tierras y las condiciones geográficas de cada enclave no permiten generalizar la especificación ganadera Valdelinares con la potencialidad agrícola de Mosqueruela o Mora de Rubielos.

Castillos de Mosqueruela

CASTILLOS Y RECINTOS AMURALLADOS

Son abundantes, y en relativo buen estado, los ejemplos de castillos que se conservan en la comarca. Pero, sobre todo, son variados, y por tanto permiten, junto con los recintos amurallados de las aldeas, pensar las distintas evoluciones a que estos monumentos estuvieron sometidos. No existe El Castillo, existen tantos castillos como coyunturas históricas. La Edad Media, cambia, esta sujeta a transformaciones.
Una de las principales diferencias que se advierten, es la que permite separar los castillos de al-Andalus de los castillos feudales aragoneses. Desde finales del siglo XII, las serranías de Gúdar y Javalambre compartían con las tierras del Maestrazgo una situación fronteriza que dividía a dos culturas, dos formas de organizar la sociedad completamente distintas y de paso dos formas de construir castillos. La documentación escrita en arabe suele denominar a los primeros busun; la aragonesa se refiere a los segundos, en latín, con terminos como casta o castella. Los busun suelen ser refugios colectivos para la población rural que, desperdigada en distintas alquerías, habita a sus pies.

Frente a este tipo de castillos erigidos por campesinos para su defensa o por el soberano andalusí, las fortalezas de los aragoneses han de ser puestas en relación con la formación de señoríos feudales, la contrapestracción del rey al apoyo que recibía de sus nobles en la conquista de al-Andalus.
La condición de frontera de la comarca se prolongó hasta 1238, con la toma de Valencia a manos de Jaime I, que en el año 1239 ya concedía al concejo de Teruel licencia para “ que podáis hacer población de mas de 50 pobladores dentro del camino rel, en cualquier lugar queráis, desde Teruel a Valencia, para la custodia del camino y su defensa. A Mosqueruela le toco el turno en junio de 1265. El paso siguiente fue la fortificación de las nuevas poblas,que se hizo a un ritmo desenfrenado, las de Mosqueruela en 1311, a la vez que se construía la iglesia parroquial, empleando las rentas procedentes de la primicia, uno de los mejores circuitos defensivos. A excepción del tramo meridional,protegido con bastidores semicirculares y donde se habrían dos portales, un postigo en el ángulo SW y el portal del Estudio, ya desaparecido, todo el resto de la muralla queda prácticamente a la vista. En el flanco occidental se conservan algunos torreones cuadrangulares y dos de los tres portales originales, el llamado del Hospital y el de San Cristobal. El flanco mejor conservado en el septentrional, donde se encuentra el Portal de San Roque, abierto en el centro de uno de los torreones. En el flanco de poniente resta, por su parte, el imponente Portal de Teruel, en el centro de otro torreón.. Mantiene buena parte de sus lienzos, cubos y puertas.

Todas estas poblas, fortificadas durante el mandato del rey Jaime II, han de relacionas con el programa centralizador del monarca que intentaba a través de concejo de Teruel, asentar su poder en estas zonas, ricas en pastos de verano y disputadas en ocasiones con los señoríos vecinos.

Los Portales de Mosqueruela

Realiza el puzzle y reconocerás un conocido portal de Mosqueruela, ¿lo adivinas?










GÚDAR-JAVALAMBRE

La comarca de Gúdar-Javalambre es la mas meridional de Aragón y ocupa la porción de la provincia de Teruel, limitado directamente con la comunidad Valenciana, con la que, a lo largo de toda la historia, ha mantenido estrechas relaciones. Con una extensión de 2.351 km², incluye 24 términos municipales, habitados en el año 2011 por 8.674 personas.

Establecer el primer momento de ocupación en las sierras de Javalambre y Gúdar es una cuestión un tanto prolija. Como sucede un casi toda la provincia, apenas hay yacimientos paleolíticos y, cuando aparecen, resultan problemáticos, hemos de tener en cuenta que a lo largo del Paleolítico ha habido episodios fríos muy acusados.

Los grupos de cazadores y recolectores que habitan en Levante, Cataluña y valle del Ebro, encontrarían dificultades para penetrar en estos lugares, donde la elevada altitud media supone una barrera difícil bajo condiciones glaciares, como las que se impusieron en determinados momentos. Eso se une a la baja demografía que caracteriza a estas sociedades, en las que unos pocos individuos se agrupaban en bandas itinerantes que ocupaban amplios territorios. Todo ello, hasta cierto punto, justifica la ausencia de restos, aun que no podemos descarar que en episodios de climatología más favorable o aprovechando zonas de refugio, gentes del Paleolítico habitaran estas tierras.

Durante el Epipaleolítico e inicios del Neolítico, sí se atestigua la presencia de grupos humanos en estos territorios. La suavización climática que acontece tras el final de última glaciación, especialmente el denominado periodo Atlántico ( c.7000 antes del presente), propicia una extensión de las poblaciones. Probablemente estos territorios debieron ser objetivo de colonización gradual por grupos de cazadores-recolectores de las tierras bajas de Levante, incluso Bajo Aragón, que portan un utillaje en el que destacan armaduras de flechas formadas por pequeñas piezas geométricas como trapecios, triángulos y segmentos. Estas gentes establecían sus campamentos al aire libre, aprovechando el refugio proporcionado por pequeños abrigos rocosos y cuevas poco profundas.

En la comarca existe un único conjunto, localizado en 1994 por J.I.Royo en el Barranco de Gibert en Mosqueruela. En una pequeña oquedad abierta en un estrato calcáreo se ha representado lo que parece una escena en la que se enfrentan dos grupos de arqueros. Todas la figuras son de pequeño tamaño, color rojo, forma estilizada, actitud dinámica y entre ellas destaca un personaje central con tocado de plumas.
Estas poblaciones, que practicaban la caza y la recolección de vegetales silvestres como de subsistencia, van a sufrir la llegada de una nueva economía basada en la agricultura y ganadería. Hace unos 7000 años, en Levante encontramos los primeros indicios del cultivo de cereales y de la cría de ovejas y cabras. Es posible que tales cambios fueran traídos por “colonizadores”, que inicialmente se establecían en las proximidades de la costa y, posteriormente, experimentaban una progresiva expansión hacia el interior. Si esto fue así, sin duda supondría una frecuente fuente de conflictos entre los recién llegados, con una economía agraria y un rápido crecimiento, y los indígenas viviendo de la caza y recolección. ¿Son estas luchas lo que parece representado en el Barranco de Gibert y en otros conjuntos levantinos? No lo sabemos con certeza, pero no deja de ser una sugerente posibilidad.

La edad de Bronce, cuya duración aproximada se extiende entre el 2400 y el 1000 a.C. Representa un periodo de sumo interés, relativamente bien conocido en la comarca, cuyo rasgo definitivo es la aparición de auténticos poblados en altura con estructuras estables. Desde el punto de vista económico, las primeras etapas ( Bronce antiguo y medio) se van a caracterizar por el desarrollo de la economía agraria, basada en el cultivo de cereales y leguminosas, que se practicaría en campos alejados situados a pie de los poblados, y en la cría de ovejas y cabras. El vacuno se destinaría al consumo de carne, pero también se elaboran productos lácteos- cuya preparación se relaciona con unos vasos cerámicos llamados “queseras”-y, probablemente el ganado vacuno se utilizó en tareas de tiro. La alimentación se complementaría con algo de caza, básicamente ciervos y conejos, y la recolección de vegetales silvestres como bellotas.
Cultivos, ganadería extensiva, junto con la construcción, la obtención de leñas para hogares y otras actividades productivas provocaron una paulatina deforestación, la cual incidiría sobre las formaciones de robles y encinas, que verían menguada su extensión de forma significativa, mientras que los bosques de pinos, de más fácil regeneración y situados en zonas de menor interés productivo, permanecerían mas o menos estables.
En el campo tecnológico se va a producir la generalización del metal, inicialmente cobre y, algo después bronce, no obstante, el repertorio de objetos metálicos es escaso.

Uno de los rasgos destacados del poblamiento del Bronce es la configuración de un grupo cultural que, en alguno de sus limites, parece coincidir con los de la comarca y norte de Valencia que se articula a partir de grupos de destacados que desempeñarían el papel de “centros comarcales”, tal vez marcados donde se concentrarían las transacciones, y por donde se impone un particular modo de decorar las cerámicas.
Este mundo termina hacia el 1550 a.C. Los poblados del Bronce medio son destruidos (p.e. Hoya Quemada) o abandonados. La ordenación territorial se rompe, desaparece la estructura basada en esos centros comarcales, los modelos decorativos de cerámicas también se extinguen y parece que esta zona entra en una profunda crisis, aparentemente asociada a una importante recesión demográfica.
La coyuntura empezara a cambiar unos siglos más tarde, en fechas un tanto difusas hacia 1200-1150 a.C. Se inagura una nueva etapa, el Bronce final, que se prolongara sin discontinuidades evidentes durante la primera Edad de Hierro, momento en que se configura la potente cultura ibérica.
El desarrollo de poblados relativamente grandes en lugares elevados, que conviven con otros mucho más pequeños y rango aparentemente menor, se irá consolidando a lo largo de la primera Edad de Hierro. En el caso del privilegio, próximo a el Castelar o de Osicerda I ( Mosqueruela), excavado en los años 80por J.A. Azorín y A. Sancho. Se caracterizan por su elevada altitud, extensión amplia, urbanismo regular con calles que aíslan manzanas de viviendas rectangulares o cuadradas y sistemas de fortificación en los que se asocian una o varias líneas de murallas con bastiones y en caso de Osicerda también fosos.
Estos poblados, como otros mucho más pequeños, incorporan con frecuencia molinos barquiformes de arenisca utilizados para la preparación de harinas, por lo que a pesar del entorno montañoso debemos pensar que la agricultura cerealista era importante. Ademas, se caracterizan por contar con cerámicas a mano bastante toscas, junto con otras producciones de calidad con decoraciones incisas y acanaladas. También suelen encontrarse algunos fragmentos de cerámicas de técnica ibérica, que presentan la novedad de estar realizadas a torno. El comienzo del proceso iberizador se rastrea en el registro arqueológico por la irrupción y expansión de las cerámicas fabricadas a torno, con tonalidades ocres y anaranjadas y sencillas decoraciones.
Tras las destrucciones y/o abandonos que hacia mediados del siglo V a.C. sufren los asentamientos del final de la primera Edad de Hierro, en la llamada crisis del Ibérico Antiguo, toda la comarca se va llenando se yacimientos de diversa categoría. En los siglos siguientes, durante las fases Plena y Tardía de la cultura Ibérica, encontramos poblados por todos lados, en unos casos relativamente grandes y distantes ( San Antonio de Mosqueruela, Los Castillejos de Puertomingalvo).

Poco después, en la época imperial, se generaliza la típica y eficaz ordenación territorial romana, a partir del establecimiento de municipios, con estatuto jurídico romano, y ciudades de orden menor distribuidos de forma regular que ejercen las cabeceras político-administrativas de un territorio. Mientras, los poblados en altura desaparecen de forma definitiva, en un proceso probablemente propiciado desde el poder y favorecido por el clima de la estabilidad. La población se establecerá en llano, al pie de antiguos asentamientos, en lugares mucho más accesibles y cómodos.
En estos establecimientos, básicamente de carácter rural, se encuentran las típicas vajillas de mesa con barniz rojo, terra sigillata, tanto de origen itálico como hispano. Su presencia revela una creciente y desigual romanización, puesto que estos productos no llegan con la misma facilidad a todos los sitios, siendo relativamente abundantes en las zonas más accesibles.