Después de
Carnaval empieza la Cuaresma. El miércoles de ceniza era día de ayuno y
abstinencia. Todos los viernes de cuaresma se hacía abstinencia, que terminaba
en Viernes Santo. Este día en algunas masías se comía “ajipebre” (tortilla de arroz)
o bacalao. El ayuno consistía en no comer nada hasta la hora de la comida. No
se comía carne, lo normal era comer lo que había por la casa (patatas, alubias,
arroz…).
Durante estos
días (de miércoles de ceniza hasta el Domingo de Pascua) estaba prohibido
realizar actos festivos (ni baile, ni amonestarse, ni casarse…).
En Jueves Santo
y Viernes Santo no se tocaban las campanas. En su lugar iban los monaguillos
por las calles con unas carracas, avisando de los toques.
La madrugada
del sábado al domingo, es tradición que los quintos pongan las “aleluyas”.
Antiguamente se pintaban con azulete en la fachada y en el suelo, hoy en día se
escriben en papel de estraza y se pegan en las fachadas con una cola hecha con
harina y agua. Se suelen dedicar al cura, a los patrones del pueblo, al
ayuntamiento, al aguacil, y a los quintos del año anterior y posterior.
El Domingo de
Pascua era tradición ir a recoger la “rosca o bizcocho de Pascua” a casa de los
padrinos.
Rosca de conserva
Rosca de huevo duro
Bizcocho
Las tardes de
domingo, lunes y martes de Pascua, todas las cuadrillas de amigos se juntaban
para ir de merienda a fuentes cercanas (el Tajo, el Gamelloncillo, la Huerta,
el Maestro, San Lamberto…). Se llevaban un bocadillo, un trozo de rosca y una
botella de Mirinda/Sandaru/Cocacola. Los
panecillos se elaboraban especialmente para estas fechas.